Para Maricruz
Recordamos juntos el árbol de
mandarinas,
cuando el sol cortaba formas brillantes
a través de las hojas,
y reíamos y cantábamos,
y nada dolía ni preocupaba,
todos pelábamos mandarinas al sol.
Y el árbol un día desapareció,
cómo quién termina su paso por la
vida,
y en su lugar crecieron flores de
colores,
pero; quiénes habíamos compartido la
sombra y sus frutos,
guardamos el recuerdo, los juegos y su
espacio en la tierra.
Y hoy es agosto,
en el día llueve y las mañanas a
veces amanecen nubladas
y otras de colores,
para nosotros se ha nublado agosto,
y un día cortaron el árbol;
y se cayeron las mandarinas.
¿Alguien se acuerda si fue en agosto?
En agosto dejamos de ver tu sonrisa,
se desvaneció de repente,
en el día que se suponía ser el más
feliz de tu vida.
Y a la sombra de un nuevo día y de un
oscuro porvenir,
recordamos las semillas de los frutos,
los días de verano,
las risas y tu risa,
debajo del árbol.
El camino parece oscuro y
desesperanzado,
pero; al posarnos donde alguna vez
creció un árbol,
donde nos sentamos a comer mandarinas;
y a dibujar con los dedos en la tierra,
cuando nos sentamos donde solían estar
las raíces,
y vemos como se llena de flores y de
vida,
el camino ahora parece un jardín,
y aunque el árbol ya no da de sus
frutos;
todos recordamos aquellos días de
verano
cuando tu infinita sonrisa
llenaba los rincones del jardín.
Y si hemos de encontrarte otra vez,
es posible que lo haremos del otro lado
del árbol,
que un día dio frutos y nos prestó
días felices.
Y si hemos de encontrarnos a la luz del
sol,
al inicio de otro agosto;
estaremos listos para enseñarte el
jardín que ha florecido,
gracias a tus frutos.
Y hablaremos,
cantaremos,
jugaremos,
a la sombra del árbol que un día
hecho fuertes raíces,
y creció allí,
y aún cortado; aún herido
nos engalano de recuerdos.
Aún en el vació de tu ausencia,
recordaremos donde hiciste crecer tus
raíces,
y cantaremos,
y bailaremos,
al otro lado del árbol de mandarinas.