Ahora se la dedico a mi novia, más que mi novia a mi musa y fuente de inspiración.
I
Mónica
Mónica, mujer con alma de artista
los ojos soñadores y la piel adornada de pecas, como al cielo lo adornan las estrellas.
En mi cabeza, su cabello fluye en el cielo, entre las nubes y dirigido por el viento.
Sus trazos recorren los lienzos de la vida, pintando por doquier con su alma innata de artista.
Solía admirar su belleza, sus hermosos rasgos, su sonrisa y su penetrante mirada.
Me animé a cruzar con ella unas palabras, para descubrir que sus pensamientos fluían libremente en su mente.
Que nuestras ideas eran compatibles y podían danzar en sincronía al son de una melodía de guitarra.
Danzar, como sus pies que danzan perfectamente con una melodía de jazz, tango o un ballet
¿Me enseñarías alguna vez a bailar?
Ella dice, que mis versos son una fuente de inspiración para su arte
Este arte es todo tuyo, mi querida nueva amiga
Has sido solo tu, la que me has inspirado esta bella noche, adornada por estrellas, como tu piel se adorna con pecas.
II
Hay algo en ella
Dicen que la primera impresión es muy importante, pues, a mi me gustaron sus ojos
sus ojos dulces y profundos, en especial risueños
su cabello ondulado y largo
su hermosa piel decorada de pecas.
Una fotografía no habla lo suficiente de lo hermosa que es, ni porque se mire dos veces
pronunció su nombre todos los días en mi cabeza
y ya voy escuchando lo que me trasmite su sonrisa.
Desearía que hubieran cientos de canciones con su nombre
Ya se que cantaban Los Beatles cuando decían "que había algo en ella"
Hay algo en ella, algo que no tiene nadie
Algo irrepetible, algo sagrado, algo extra corpóreo....
Y yo solo espero que llegue ese día, en que pueda sentir esa mirada
sentir esa sonrisa que me canta, me transmite
Solo espero ese día de la semana en que pueda sentarme ahí frente a ella
Y escuchar, admirar sus palabras..
Definitivamente "hay algo en ella"
Y tal vez no sea algo, seguro es todo
seguro son todas sus sagradas palabras
su sagrada figura
que me hablan antes de dormir
Si... hay algo en ella, algo indudable.
III
El eco de su nombre
El eco de su nombre resonaba en mi alma,
Una melodía, una canción…
Recuerdo el día que sus ojos me atraían, antes de tenerla en
mis brazos no podía dejar de mirarla
Era su cabello, era su rostro
Era el llamado de su alma, la conexión con la mía.
Y algo me dice que te conozco de algún lado, de otra vida
Algo en ti me llama, una fuerza natural pero sobre humana
Podría jurar que tengo recuerdos más allá de lo que hemos
vivido
La primera conversación
El primer roce de piel
La primera vez que te bese y el temblor en las piernas
En el poco tiempo, las batallas que me has ayudado a ganar
El aliento que me has ayudado a recuperar
Las palabras que me has ayudado a decir
El aliento que me has dado para seguir
Y así recuerdo los primeros versos que te escribí, sonriendo
de felicidad
“Mónica, mujer con alma de
artista
los ojos soñadores y la piel adornada de pecas, como al cielo lo adornan las estrellas.”
los ojos soñadores y la piel adornada de pecas, como al cielo lo adornan las estrellas.”
Fuiste mi dulce musa desde
ese primer verso y lo eres todavía
Y porbablemente fue tu
escencia que me visito desde antes, cuando escribía sobre sensuales mujeres
artistas
Princesa de mi mente, te
mereces no solo un poema si no toda una sinfonía en tu honor
Te estaré esperando todas
las noches en tus sueños
La musa de mi mente
La dueña de mis
pensamientos
Mujer de alma de artista y
ojos soñadores…
IV
Princesa de labios rojos
No puedo dejar de agregar versos a la sinfonía
Cada vez que cierro los ojos veo a mi musa
Cada uno de mis sentidos existen ahora para glorificarla
Princesa de labios rojos, de pecas en su cuerpo
con la virtud de embellecerse cada día, progresivamente. Ahora puedo ver sus pies danzar a la luz de un escenario, a la luz del sol o la tenúe luz de una recamara.
Siempre con sus movimientos tan perfectos, tan celestiales, tan espirituales.
Es una oda interminable
porque cada vez que me pierdo en su mirada
miles de versos poseen mi cabeza
Es una oda interminable, porque mi amor no tiene fin.
Es la oda interminable, porque la princesa de labios rojos
se merece todos los versos que salgan de esta mente
todos los besos que salgan de estos labios
todas las caricias que salgan de estas manos
y todo el amor que emane de este cuerpo
este cuerpo de poetisa poseída por el amor,
el amor de una princesa de labios rojos.
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