martes, 8 de octubre de 2013

Mónica

Mónica, siento como mis labios vibran saboreando su sonido
de tu piel brotan sonetos y poesía 
¿Cómo no traducir en un papel los versos de tus ojos?
Mónica, el nombre de esta poesía y también de la sinfonía;
mi musa, mi musa eterna. 
Podría asegurar que antes de ese domingo, me visitabas 
Podría asegurar que ya había sentido la canción de tu alma en las noches de inspiración 
Que me visitabas en las noches que en la soledad me retorcía bajo las sábanas. 
Mas, ese día que llegaste, que tu presencia física se volvió sólida frente a mi 
el día que conocí a mi musa y me perdí en sus ojos, 
desde ese día no me abandonaste. 

Mi musa, mi vibrante musa directa de Venus
mi diosa griega, 
la escultura sobresaliente de mármol. 

M, mis labios se sintonizan como los nuestros, 
O, con la boca entreabierta y apasionada 
N, siento como mi lengua acaricia suavemente mi paladar 
I, como una sonrisa abierta, llena, pura. 
C, desde la garganta, desde el alma, desde el centro. 
A, termina como un suspiro.  

Tan solo pronunciar tu nombre llena de erotismo mis sentidos, 
de pasión mi fonética. 
Grito tu nombre, 
lo suspiro, 
lo beso, 
lo bailo, 
lo lloro, 
lo amo, 
lo jadeo, 
lo abrazo, 
lo pronuncio. 

Mónica, llenaré libros con tu nombre, 
Mónica, lo suspiraré todos los días. 
Mónica, lo diré tantas veces como las pecas que adornan tu cuerpo. 
Hasta que mis labios aún pronuncien sonidos, 
pronunciaré tu nombre y lo sentiré salir desde el centro. 

Y cuando te lea estos versos, 
que son simpleza en comparación con tu alma, 
tu cuerpo, 
la vida que habitas
cuando te lea los versos sentiré como nuevas rimas salen de tu cuerpo 
y se siembran en el mío 
y es que brotas arte 
y es que brotas de tu cuerpo, poesía. 







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