¿Por qué llora? Esta
pregunta la escucho casi diariamente. ¿Por qué llora? Como si pudiera
explicarles el porqué de mi llanto, como si pudiera explicar en unos cuantos
minutos prestados, porque cada vez que me emociono, los sentimientos me salen
por los lagrimales.
Creo en el llanto como
una forma primitiva de supervivencia, como la primera reacción que tiene el ser
humano ante un entorno desconocido, cuando se le es arrancado de la seguridad
del vientre de su madre, hacía el frío de un mundo desconocido.
Creo en el llanto, ya
cuando él bebe está más desarrollado, como una forma condicionada de supervivencia, de
satisfacer sus necesidades más básicas.
A medida que crecemos,
el llanto se va haciendo una respuesta, una respuesta a un estímulo. Lloramos
cuando nos emocionamos con una película, con una canción, lloramos cuando
perdemos algo, lloramos cuando perdemos a alguien, lloramos por mal de amores,
lloramos por tristeza, por ausencia de felicidad, por soledad…
Llorar por tantos motivos, llorar por desprecio, llorar por soledad, por
enojo, por decepción, por felicidad, por desesperación, llorar porque esa es la
salida que conocemos algunos para desahogar las desgracias de la vida.
Sentarse al frente de una ventana y llorar con
todas las fuerzas de nuestra alma, llorar abrazados con una persona amada o
totalmente solos.
Llorar al frente de un ataúd abierto, en la
oscuridad de un cuarto vacío, en un rincón, encima de la almohada, llorar en la
calle, camuflando las lágrimas entre las gotas de lluvia que caen a las cuatro
de la tarde y llorar caminando en una mañana soleada.
Como en mi caso
personal, llorar porque sentí ganas.
-¿Por qué lloras?
Porque sentí ganas de
sacar mis sentimientos por los ojos, darles un recorrido por mi rostro y que
mueran en las comisuras de mis labios.
-¿Por qué lloró?
Porque en mí teoría,
nací en un océano de lágrimas, que me han acompañado toda mi vida, como
reacción natural a las emociones fuertes, porque no puedo esconder en los
momentos que sufro.
Lloro, porque es la
manera que conozco para expulsar mis penas de mi cuerpo, porque la vida me
enseño así, a llorar cuando siento ganas, lloro cuando me siento triste, porque
no siento natural sonreír cuando estoy triste, aún lloro como forma primitiva
de supervivencia, para sobrevivir a mis propios demonios.
En mi vida, el llanto
es más que una reacción biológica, es la forma en que mi cuerpo me recuerda que
estoy viva, me hace sentir.
Uso mi llanto para
sobrevivir, para después de haber expulsado las penas de mis ojos, susurrarme a
mí misma que todo va a estar bien, que aún existo, que aún me emociono y sobre
todo que aún respiro.
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